A todos nos gustaría que nuestr@ peque siempre tuviese unos ojos así pero muchos días se despierta con legañas.
Las legañas, por desagradables y molestas que sean son necesarias para conservar la salud de nuestros ojos.
Principalmente porque cumplen una misión, la de expulsar células muertas y suciedad. Es normal que los peques se despierten con los ojos legañosos ya que, mientras dormimos, no parpadeamos, así que las legañas tienden a acumularse.
El problema surge, como todo en la vida, cuando las legañas son más abundantes de lo necesario o tienen una causa diferente (infección o cuerpo extraño en el ojo).
El caso más común de la aparición de legañas por causa infecciosa es la conjuntivitis: una inflamación causada por una infección, una alergia, etc. Lo que debemos hacer es limpiar los ojos con mucho cuidado una gasa estéril (no algodón porque deja restos) humedecida con suero fisiológico o con infusión de manzanilla para reblandecer y ayudar al ojo a expulsar las legañas.
Siempre debes usar gasas distintas para cada ojo con el fin de evitar que las bacterias que puedan estar presentes en un ojo pasen al otro.
Si ves que tu peque tiene más legañas de lo normal o tienen un aspecto raro (amarillas o verdes con textura mucosa) debes acudir al especialista para que determine cuál es el origen y te aconseje el tratamiento más adecuado.