El único moco realmente divertido que conozco es Slimer, el de los Cazafantasmas. Y vaya si lo era! Pero, por desgracia, el resto de los mocos (por entretenidos que sean para los peques) de divertidos tienen poco.
Eso si, son muy beneficiosos. Los mocos tienen una función clara: proteger al cuerpo de gérmenes y bacterias. Además, sirven de transporte para expulsar células muertas y otro tipo de desechos del organismo.
Lo que está claro es que el principal problema que ocasionan los mocos es en su fase de eliminación. No siempre conseguimos que salgan con facilidad y si en los adultos es difícil, imagínate en el caso de los peques.
Por eso tenemos que ayudarles a expulsarlos. Entre otras cosas para prevenir infecciones en los oídos o acumulación en las vías aéreas (con las consiguientes complicaciones) .
Para sacar los mocos del cuerpo de nuestros peques, al más puro estilo del Padre Carras, existen artilugios de gran utilidad:
– Soluciones fisiológicas: Ayudan a limpiar las vías respiratorias de los peques. Son un tanto aparatosas de usar pero muy efectivas. Se administran tumbando de lado a nuestro peque e introduciéndola por los orificios nasales. Produce muchos llantos pero su uso es muy eficaz. Con mi hija jugamos a «hacer la ballena» y ella se lo pasa de maravilla expulsando los mocos y la solución por la nariz (como las ballenas cuando salen a la superficie del mar a respirar).
– Los aspiradores nasales: Los hay manuales (a pleno pulmón) y eléctricos. Yo, a pesar de ser asmático, os recomiendo los primeros porque son los que nos permiten saber en cada momento qué intensidad de aspirado aplicamos.
De todos modos, los aspiradores eléctricos también están muy evolucionados.
Además de estos elementos, no debemos olvidar la prevención. Lo mejor que podemos hacer es usar humidificadores o recipientes con agua que nos ayuden a evitar la sequedad ambiental.
Aun así, los peques también tienen sus propios mecanismos de gestión de mocos: La tos. Lo más recomendable es tener el asesoramiento de algún fisioterapeuta para enseñar a nuestros peques a toser de forma adecuada sin que se hagan daño en la garganta y aprendan a expulsar los mocos con total tranquilidad.